Después de sus vacaciones en diverhotel Marbella, un huésped nos cuenta…..
Terminadas las vacaciones y cada cual de regreso a sus quehaceres, con añoranza hacemos un balance de los pequeños o grandes placeres que nos hemos permitido y otros que nos hubiesen gustado, pero con mucha fe, nos prometemos, que si, lo haremos en las próximas vacaciones, ¡después Dios dirá!
1º-No hacer nada. En estos tiempos de hiperactividad y con mucho desempleo, parece que si uno permanece diez minutos en estado contemplativo es un mal hombre o una mala mujer, un mal padre, un mal trabajador y casi ni merece vivir. Pero, no hacer nada, de vez en cuando es saludable, ¿Qué mejor que tumbarse al sol en la playa o en la piscina de un Todo Incluido con un mojito al lado?.
2º-Olvidese de sus aparatitos. El facebook, el whatsapp, el Twitter, seguro que no desaparecen por estar durante unas horas al día desconectado, pero, si de verdad queremos disfrutar de las vacaciones, hagámoslo todo el día, no seamos un esclavo de ellos, como el resto del año. Inténtelo, hay vida, mas allá de los aparatitos.
3º-Dios salve a T.I. Cada día está más de moda, pero los hay de toda clase y condición, los mas completos, los tipo Caribe, bebida self-service todo el día y parte de la noche, varias horas de comida , todo ello sin tener que salir del área de la piscina.
4º-Echarse una siesta. Los españoles, para honrar mas que nadie al dios Morfeo le ofrecemos unas horas de siesta a diario. Sí, ya sé que se puede dormir durante todo el año, pero las siestas en verano saben mejor. Ese sopor que le entra a uno después de haber regresado derrotado de la playa o piscina y haberse tomado un abundante yantar, es impagable. Eso sí, aunque sean placenteras, no conviene demorarse mucho, de nuevo la piscina, la playa, los combinados, nos esperan.
5º-Los deportes. Ni durante todo el año y menos de vacaciones practico deporte alguno, pero tengo mis favoritos (no hablemos de futbol) es la náutica y los coches, que por otra parte están muy lejos de mis posibilidades, pero de vez en cuando veo realizado mis sueños en Puerto Banus, a la ida, debido a la euforia embriagadora de mis sueños, mi coche tiene un comportamiento desconocido, se ha vuelto muy deportivo, ruge como un Ferrari (a buena fe, en ese momento me adelantaba uno). Al llegar, mi sueño se convierte en realidad, varios Ferraris, Lamborghinis, Porches, Bugatti, y otras marcas jamás oídas, pero con unas líneas de locura, después de un buen repaso visual y un tanto nervioso, me atrevo a tocarlos, hacerles fotos, por supuesto, yo al lado, ya puedo levantar la cabeza y ver los placeres de los mares, yates majestuosos dignos de Reyes y Jeques Árabes; estilizados veleros, que me hacen soñar aventuras jamás vividas, en mares desconocidos de otros confines, de regreso, mi coche, mi querido coche, me devuelve a la realidad, su comportamiento no era deportivo ni rugía como un Ferrari, era mi utilitario de toda una vida, a pesar de ello ¡Me siento feliz, por fin, pude vivir mi sueño!
6º-Volver a ser niño.“Un verano perfecto es aquel en el que me permito hacer todo aquello que por decoro no haría durante el resto del año”, afirmaba la actriz Whoopi Goldberg. Efectivamente, durante el verano nos podemos permitir licencias que no hacemos el resto del año. Enterrarse en la arena, intentar montarse en un colchón hinchable y caerse 30 veces, participar en la animación del hotel e intentar aprenderse la coreografía de turno…
¡Desmelenémonos! Hacer el ridículo es saludable y cosa del verano.
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